Las generaciones futuras, poniendo como hipótesis que al menos vayan a existir, verán hacia atrás y no encontrarán en nuestra "civilización" más que una sociedad de salvajes cuyo capacidad imaginativa estuvo atrofiada la mayor parte del tiempo. Una sociedad que podía fabricar armamento capaz de destruir el planeta por completo pero que nunca entendió el concepto de utopía, una tribu global que gracias a su egoísmo individualista no pudo con los retos sociales, políticos, económicos y ambientales, cayendo no pocas veces en el totalitarismo y las falsas formas de “democracia” (que en sí vienen siendo lo mismo) como medios para conjurar la "crisis". Nuestra peor falta será, no haber encontrado un sistema alternativo a la democracia representativa, dejándonos aplastar por los esbirros politicastros, sus policías secretas, sus ejércitos, servicios de inteligencia y toda la parafernalia que adereza el circo electoral. Hay estúpidez de sobra en nuestra forma de ver la historia, y entenderla; ya no se trata de aprehender el mundo (Verstehen), sino de entretenerse con los signos exteriores y el juego de luces de la realidad, sus manifestaciones, no sus orígenes. Cuando volvamos al feudalismo y el esclavismo (puro y duro, sin necesidad de la cortina de humo mediática que nubla la percepción de la gente), seremos recordados como los pendejos de la sociedad-falacia.
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