viernes, 11 de diciembre de 2009

Cambio de papeles

i
El indigente


repta por la calle
rumbo al botadero de productos comerciales
dos perros le acompañan
- anónimos, según dicta el código de los pepenadores -
sus camaradas de banquetes desplegados sobre aceras y cartones
olfateando desperdicios químicos en el patio del fast food restaurant.
 

Los zaguates enseñan el camino a los pies errantes de su amigo
un estañón de basura ocupa el horizonte
el conato de almuerzo pinta prometedor
aventura su mano
presta a introducirse en la conciencia de la sociedad
deseando, únicamente,
que su miembro no se encuentre
con una mina plantada por un talibán,
no falta la ocasión de que la mano tope con
los abortos de hombre nuevo,
las intenciones espurias de un kamikaze,
o el cadáver descuartizado de una mujer;
no falta tampoco la imagen táctil intermitente de su vida pretérita
la sonrisa de sus niños, las noches y la puta soledad.
 

Mete su mano,
hurga la humedad
algo allí se siente como un pescado
o quizá sea un gato, pero no
dentro del reino de basura su mano encuentra otra mano.

ii
Don Opulencia

toma asiento en el retrete de cristal
manosean sus ojos cuerpos
de mujer objeto esclavas de revista
/ – ¡ay! – tantos años de matrimonio por conveniencia
que sea dios quien me perdone
tahúr con cartas marcadas
de alegría, pecado y penitencia
articulador de deseos paganos,
el divorcio sería caro, el cincuenta cincuenta de los bienes
la pensión de los críos,
los automóviles, el prestigio./

En estos pensamientos está entretenido
no se da cuenta que su anillo va resbalando por el dedo
y el escusado no duda en tragarlo,
acostumbrado a consumir fétidas desgracias
traga drogas, evidencias judiciales y anillos no deseados.

El rico nota pronto la ausencia del grillete, alianza escurridiza
la pálida circunferencia que envuelve su dedo da alerta de la fuga y el medio
– ¡ese bastardo escusado! –
No lo piensa dos veces
no le importa la inmundicia - ¡todo vale tratándose de la alta alcurnia de mi anillo!


Mete su mano, hurga la humedad
algo allí se siente como piscina de oro líquido
o diamantes del Congo, pero no,
dentro del reino de excremento su mano encuentra otra mano. 


iii
Cambio de papeles

El rico jala la mano
- cree que robará su anillo -
el pobre hace lo mismo
- creyendo que esa mano se apropió de su almuerzo -
el rico baja y sale por el estañón de basura
el pobre asciende y sale por el escusado de cristal.

iv
Recuento de acontecimientos
 

En el descenso por la cloaca
el rico ve su pasado de gloria,
empresario corrupto
rostro desfigurado en una papeleta
fiestas con las víboras democráticas en smoking y corbata
su mansión, las estafas, los discursos
el indigente viaja jerarquía arriba en un Rolls Royce
su descalabro financiero escusado abajo
la boca del tarro de basura
su nueva camisa de seda hecha andrajos, cáscaras de banano en los bolsillos.

En el asenso el indigente
escala sobre cuerpos de otros pobres
roba bocados de sus hocicos hambrientos
ve un rico que naufraga en la avalancha de estiércol
y le reclama un anillo
- social struggle en el limbo de las ratas –
el pobre conoce las papeletas
las fiestas con las víboras, los fakires que hipnotizan al pueblo con palabras
alcanza el borde del escusado y sale al baño del rico,
chorreando aguas negras sobre el mármol,
el rico es escupido al basurero y encuentra dos zaguates harapientos.
 

La moraleja es muy sencilla:
la movilidad social
no importa su dirección
te deja oloroso a basura o a mierda.

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