I
blanca cachamenta
marfil precioso
no obstante vuestra pureza
cual fúrico miura
no reparas en despojar
de vida la víctima.
Luna
convocando aguas y mareas
las trastoca
en dulce leche
que llena sus cisternas...
¡Luna glotona!
Luna
cornamenta del más bello miura
Luna cisterna
diosa
musa del poeta
alumbra este monte de calacas
esta cueva urbana
del niño lobo, guarida,
niño que aúlla la hambruna
con aullidos-plegaria
aullidos-rezo
aullidos-canto de esclavo
ruega por que te colmes,
más allá del tope
y derrames ¡oh! dulce leche
sobre su boca
que no conoció pezones.
Luna luz cálida
para el lobo de la noche
niño lobo aúlla su hambruna
buscando de Luna pezones
Luna luz
como mi abuela Ana,
que es también luna luz y estrella.
II
Sirena violenta:
despierta la muerte;
sirena lumínica
de luz mortecina
luz fría hospitalaria
que baña gangrenas;
luz mortecina para la caverna
luz faro, guía del cazador de lobos,
ese, cuyo aullido
contagia las conciencias de insomnio.
No brilles, Luna de leche,
no colabores con el militzo,
con su disparo y su odio;
no alumbres desaparecidos
la atmósfera de disparos
y sirenas violentas
los zapatos pequeñitos sin dueño,
los pequeñitos lobos sin zapatos.
Suba mi plegaria a la diosa noche
rogando por luz para esconderte de la tiniebla,
rogando por leche de pezones ausentes,
boronas de queso que burlen tu hambre.
Luna se llena y se vacía la noche,
la aurora despunta a sablazos
(sirenas, zapatos, aullidos de hambruna)
haciendo añicos tus cántaros.
III
canta por vez primera el gallo.
Dos, tres lobos se le unen:
canta por vez segunda el gallo.
La aurora despunta a sablazos
aniquila la Luna
una jauría...
un miura...
canta por vez tercera el gallo...
y última.
Hoy tendrán desayuno mis lobos.
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Poema inédito. Abril 2010.
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