Caricatura por Zach Weiner
Yo confieso que no me persigno desde que tengo uso de conciencia,
que no entono ningún himno que alabe tu gesta apocalíptica,
que yo no me postro ante tus ídolos
ni aunque me quiebren las rodillas.
Yo confieso que fui marcado con la espada bárbara de un cruzado,
con la mano leprosa de torquemada,
con la mierda de san pedro,
y nadie, nadie pidió mi criterio,
nadie preguntó si yo estaba de acuerdo.
Yo confieso que tu hostia no alimenta más que una sopa de guijarros,
que tu vino sabe a cóctel de chancros.
Yo confieso haber presenciado el andar errante de los niños quechuas
en busca de sus manos amputadas,
cargando la cruz de tu conquista.
Yo confieso que he gozado en el escote angelical de la mujer del prójimo,
que no me arrepiento de alimentar mi insaciable libido
con la tentación de sus pechos.
Yo confieso que robé, mentí, injurié
y hasta inventé nuevos pecados.
Yo confieso haber enroscado una onza de ganja
en el antiguo testamento,
que anulé la condena de eva,
la marca de caín,
que consumí el éxodo de tu pueblo maldito en varios juanos.
Yo confieso haber escupido sobre tus santos de yeso
sobre tus becerros de oro,
sobre tu camaleónica moral,
sobre tu espuria sexualidad.
Yo confieso que en tus altares veo
la puesta en escena del experimentado matarife
desollando siempre un nuevo cordero.
Yo confieso haber firmado contratos de edición
con Kukulcán y con Tlaloc,
que mi alma jamás figurará en tus inventarios.
Yo confieso mi deseo ferviente
de clavar ese dios a un madero de espino,
yo confieso haber esperado que los cuervos anidaran en sus cuencas vacías,
yo no me arrepiento de mi anhelo deicida.
Yo confieso mi deseo escatológico de cagarme en natzinger
y en el putísimo, crapuloso oficio de la inquisición,
yo confieso que el párroco no aguantó un minuto de mi confesión,
la última,
la sincera,
la única que valió la pena.
que no entono ningún himno que alabe tu gesta apocalíptica,
que yo no me postro ante tus ídolos
ni aunque me quiebren las rodillas.
Yo confieso que fui marcado con la espada bárbara de un cruzado,
con la mano leprosa de torquemada,
con la mierda de san pedro,
y nadie, nadie pidió mi criterio,
nadie preguntó si yo estaba de acuerdo.
Yo confieso que tu hostia no alimenta más que una sopa de guijarros,
que tu vino sabe a cóctel de chancros.
Yo confieso haber presenciado el andar errante de los niños quechuas
en busca de sus manos amputadas,
cargando la cruz de tu conquista.
Yo confieso que he gozado en el escote angelical de la mujer del prójimo,
que no me arrepiento de alimentar mi insaciable libido
con la tentación de sus pechos.
Yo confieso que robé, mentí, injurié
y hasta inventé nuevos pecados.
Yo confieso haber enroscado una onza de ganja
en el antiguo testamento,
que anulé la condena de eva,
la marca de caín,
que consumí el éxodo de tu pueblo maldito en varios juanos.
Yo confieso haber escupido sobre tus santos de yeso
sobre tus becerros de oro,
sobre tu camaleónica moral,
sobre tu espuria sexualidad.
Yo confieso que en tus altares veo
la puesta en escena del experimentado matarife
desollando siempre un nuevo cordero.
Yo confieso haber firmado contratos de edición
con Kukulcán y con Tlaloc,
que mi alma jamás figurará en tus inventarios.
Yo confieso mi deseo ferviente
de clavar ese dios a un madero de espino,
yo confieso haber esperado que los cuervos anidaran en sus cuencas vacías,
yo no me arrepiento de mi anhelo deicida.
Yo confieso mi deseo escatológico de cagarme en natzinger
y en el putísimo, crapuloso oficio de la inquisición,
yo confieso que el párroco no aguantó un minuto de mi confesión,
la última,
la sincera,
la única que valió la pena.
Yo confieso que me encantaría hacer/pensar lo mismo, a medias casi vivido pero ese total de confesiones, me encantaron!!
ResponderEliminarsaludos poeta
Gracias Luissiana, un placer verte por estos rumbos.
ResponderEliminarhttps://www.blogger.com/comment.g?blogID=9191395944178404603&postID=2455982504359701852
ResponderEliminarJajajajaj! Amigo poeta: ya opiné sobre tu texto vía mail. Gracias por compartírmelo de antes. Él se salva solo (el poema).
Esa dirección que te mando es de un comment que dejé donde mi buen camarada Alexánder Obando.
Abrazos fraternos en Amistad y Poesía verdaderas,
frank
P.d. Estoy a punto de jumarme (31 birras pilsen medio litro o poco menos, creo 375ml).
Sé, ya estaba en seguidores. Esto renueva los lazos de camaradería idiológica. Salud Poeta, salud, oh Patria, que debemos tus hijos mostranos observantes de Crucitas y el TLC con China!
ResponderEliminarSolo así le voy a dar a esa roca un 10: que elimine la nefasta posibilidad de explotar oro en nuestra ecología tan frágil naturaleza, y que diga no al tratado con los putos chinos!
Laura también va en la fila de chanchos de la asamblea recorrompida, de esa no hay que esperar ni gorra.
ResponderEliminarSaludos camarada Ruffino.