Yo cada día más enfermo de esta mierda que no me deja reír, que solo me deja disfrutar los simpson y la cama, el cuarto-claustro, los cuadros obstinados que cuelgan de maltrechos clavos, justo como cristo en el monte del aguacate, viendo a ver cómo se baja del palo sin nadie que le ayude.
Así pasan mis tardes, entre blasfemias inocentes y rápidas ojeadas al reloj hijodeputa que rige la existencia, no hay un solo recoveco de la vida que escape al moho todopudiente de la rutina, a su tedio omnipresente; y así ni Nietzsche te libera, todo el panteón de filósofos se trastoca en una fábula de mal gusto, con todo y la solemnidad de un polichinelas. Me va la vida en ello, los ojos apuntándole a la nada, y ni unas buenas nalgas distraen la trayectoria de la mirada que se extravía en el mismísimo pozo sin fondo de la absurdísima nada, tediosa, rutinaria. Así pasa la vida, con el amor deshaciéndose, pudriéndose en la boca, antes de poder ser enunciado, liberado, materializado. Así matamos toda esa dependencia ingrata, como esos demonios que hay que evitar invocar para que no estorbe su presencia las malas noches, esas que saturan de oquedad cualquier espíritu, por profundo que a simple vista se nos antoje. Así va la vida, quejándome como de costumbre, que hasta eso se vuelve rutina.
Así pasan mis tardes, entre blasfemias inocentes y rápidas ojeadas al reloj hijodeputa que rige la existencia, no hay un solo recoveco de la vida que escape al moho todopudiente de la rutina, a su tedio omnipresente; y así ni Nietzsche te libera, todo el panteón de filósofos se trastoca en una fábula de mal gusto, con todo y la solemnidad de un polichinelas. Me va la vida en ello, los ojos apuntándole a la nada, y ni unas buenas nalgas distraen la trayectoria de la mirada que se extravía en el mismísimo pozo sin fondo de la absurdísima nada, tediosa, rutinaria. Así pasa la vida, con el amor deshaciéndose, pudriéndose en la boca, antes de poder ser enunciado, liberado, materializado. Así matamos toda esa dependencia ingrata, como esos demonios que hay que evitar invocar para que no estorbe su presencia las malas noches, esas que saturan de oquedad cualquier espíritu, por profundo que a simple vista se nos antoje. Así va la vida, quejándome como de costumbre, que hasta eso se vuelve rutina.
un día la queja se cansará también
ResponderEliminartodo reducido será polvo silencioso
polvo y nada
el polvo se disuelve
el caos vuelve a su orden
y el tiempo muere
...
a lo mejor un día
todo perdido ya
todo que parece no importa a nadie ni a uno
surge un retoño
y entendemos
incluso desde lo etéreo
.
.
es bueno aferrarse a la esperanza.
Hola Lyn! En efecto, hay temporadas en que no te queda más que aferrarte a una esperanza, por infantil que te parezca, es el pedazo de madera para sobrellevar el naufragio. Otras temporadas la puta del vestido verde - como decía calac-cortazar - se me hace demasiado incómoda como para hacerle un espacio en mi existencia, siendo así le pateo el culo. Hay mucha podredumbre en mis letras, es una constante en lo que escribo, de hecho nunca escribo cuando estoy felíz, ni siquiera narcotizado, una oda a lo nefasto son mis letras, decía por ahí un disque amigo.
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