martes, 5 de julio de 2011

Banksy y la Psicomagia

Es del parecer de Jodorowsky que el individuo es finito, pero la humanidad es eterna. El ser participa de una especie de Conciencia universal, histórica, genealógica. El individuo es lo que fue, lo que es, y también lo que será. Suerte de sincretismo entre la dialéctica del devenir (marxista) y la participación en la Idea platónica, la Psicomagia toma de aquí y allá sus elementos: psicoanalismo freudiano, lectura del tarot, representación metáforica de los impulsos reprimidos, saber trascendental de pueblos originarios, etc. 
Leyendo su Manual de Psicomagia, específicamente en el apartado sobre Psicomagia social, topé con el siguiente texto: 

Muros hostiles
A ambos lados del largo muro que separa México de Estados Unidos, o del que separa Israel de Palestina, artistas de buena voluntad del mundo entero pintarán grandes puertas, de todos los estilos, abiertas de par en par que asemejen dar paso libre hacia hermosos paisajes, hermosos cielos, hermosas ciudades.
A. Jodorowsky,  
Manual de Psicomagia. Debolsillo, Barcelona, 2010.

Y lo primero que se le puede venir a uno a la mente es Banksy, el hacedor de escaleras, puertas e ilusiones. Graffiti como acto psicomágico. Intertextualidad. 

 Banksy, Muro que divide Israel de Palestina. 



¿Acaso una escalera no es, a la vez, una puerta hacia las alturas?


¿Acaso no asociamos siempre la idea de libertad al acto de volar?



Digo Banksy por la casualidad. Podría ser cualquier artista, cualquiera de entre los millones de anónimos.