sábado, 29 de mayo de 2010

Recorrido por el graffiti de Costa Rica

Les comparto las siguientes fotografías que representan la relevancia que ha venido tomando el graffiti como forma de arte urbano en Costa Rica. Las fotografías son parte de un proyecto de investigación que estoy elaborando que relaciona el fenómeno del graffiti con una forma de expresión que en nuestras sociedades es marginada y tratada como ilícita (y que explica en parte el carácter anónimo de los artistas del graffiti), cuando históricamente su realidad ha sido otra. Sin más por el momento, les dejo con las imágenes.


Costado este edificio Saprissa, San Pedro. Mayo 2010


Costado Sur Edificio Saprissa, San Pedro. Mayo 2010
 

Costado sur edificio Saprissa, San Pedro. Mayo 2010


Librería universitaria, San Pedro. Mayo 2010


Antiguo Bar Tribal, Barrio La California. Mayo 2010


Antiguo Bar Tribal, Barrio La California. Mayo 2010


Cercanías Bomba La Primavera, Barrio La California. Mayo 2010


Cercanías Bar El Cuartel, Barrio La California. Mayo 2010


Detalle de graffiti anterior


Los chanchos de la Asamblea Legislativa. Mayo 2010. (1)


Chancho´s close up...


Puente peatonal Hacienda Vieja, Curridabat. Mayo 2010


Hacienda Vieja, Curridabat. Mayo 2010

 
Hacienda Vieja, Curridabat. Mayo 2010


Redondel de Zapote. Mayo 2010


Pulpería frente al redondel de Zapote. Mayo 2010


Redondel de Zapote, Mayo 2010

 
Redondel de Zapote. Mayo 2010


Este es apenas un breve recorrido por el graffiti de San José. Más adelante compartiré más fotografías, así como elementos de discusión en torno a esta forma de arte en nuestro país. 


Notas:
1. El graffiti de los "chanchos" de la Asamblea Legislativa apareció el martes 25 de Mayo. En esos días se discutía el "aumentazo" que se querían dar los amigos de la ajeno. 

jueves, 20 de mayo de 2010

Confesiones de un deicida


  Caricatura por Zach Weiner

Yo confieso que no me persigno desde que tengo uso de conciencia,
que no entono ningún himno que alabe tu gesta apocalíptica,
que yo no me postro ante tus ídolos
ni aunque me quiebren las rodillas.

Yo confieso que fui marcado con la espada bárbara de un cruzado,
con la mano leprosa de torquemada,
con la mierda de san pedro,
y nadie, nadie pidió mi criterio,
nadie preguntó si yo estaba de acuerdo.

Yo confieso que tu hostia no alimenta más que una sopa de guijarros,
que tu vino sabe a cóctel de chancros.

Yo confieso haber presenciado el andar errante de los niños quechuas
en busca de sus manos amputadas,
cargando la cruz de tu conquista.

Yo confieso que he gozado en el escote angelical de la mujer del prójimo,
que no me arrepiento de alimentar mi insaciable libido
con la tentación de sus pechos.

Yo confieso que robé, mentí, injurié
y hasta inventé nuevos pecados.
Yo confieso haber enroscado una onza de ganja
en el antiguo testamento,
que anulé la condena de eva,
la marca de caín,
que consumí el éxodo de tu pueblo maldito en varios juanos.

Yo confieso haber escupido sobre tus santos de yeso
sobre tus becerros de oro,
sobre tu camaleónica moral,
sobre tu espuria sexualidad.

Yo confieso que en tus altares veo
la puesta en escena del experimentado matarife
desollando siempre un nuevo cordero.

Yo confieso haber firmado contratos de edición
con Kukulcán y con Tlaloc,
que mi alma jamás figurará en tus inventarios.

Yo confieso mi deseo ferviente
de clavar ese dios a un madero de espino,
yo confieso haber esperado que los cuervos anidaran en sus cuencas vacías,
yo no me arrepiento de mi anhelo deicida.

Yo confieso mi deseo escatológico de cagarme en natzinger
y en el putísimo, crapuloso oficio de la inquisición,
yo confieso que el párroco no aguantó un minuto de mi confesión,
la última,
la sincera,
la única que valió la pena.


martes, 18 de mayo de 2010

Almendros y hormigas

1.
Un almendro:
una mano recorre el espeso
lomo del viento;
una cruz torcida sobre la playa,
un obelisco de la pachamama;
un hongo marino,
el liquen que adorna el pubis de la arboleda.

Una marea zoológica de pulpos y de ballenas,
una marea zoológica arrecia
desde el origen de todas las Eras.

El fin del mundo:
el vórtice devorador de todo mal,
el desfiladero salvaje
donde alucina en su sueño
                                               la carabela atiborrada de frailes
                                               el submarino atómico
                                               los enemigos de Copérnico y Galileo.

2.
Un almendro:
Gulliver cuelga su hamaca,
trepan por el pubis las
hormigas humanas;

el sueño de un gigante
durmientes ferroviarios…

¿Cómo ve el cielo una lagartija?
¿Qué dirá dios a los abejones?
¿Cuál el sueño de la salamandra?

Galileo sólo calla
(yo conozco, sin embargo, fantasmas que hablan)
y hurga atento con su catalejo
nuestras artes amatorias,
el lecho colgando de
                               los huesos de almendro.

(Es deseo del gigante
que las hormigas conozcan la redención
de Morfeo).

Un cementerio:
una playa desierta de almendros
consume la estrella de la mañana.

Un juicio:
la absolutoria de todo ángel caído,
de todo artífice de catalejos,
de toda hermosa bruja de tiernos pechos.

(Es deseo del gigante
que la única pira ardiente sea esa
de tu sexo).

Un cementerio de arena,
el destello de vitrales
disueltos por la mano alcohólica de un turista,
un cangrejo profanado
un botadero de sueños
un almendro como tabla de cadalso,
una cruz para tus cálidos, húmedos orgasmos.

Un bamboleo de la marea zoológica
nos transporta al principio de las Eras,
donde sueño y realidad eran fe de lagartijas,
bocanadas de humo
suaves blasfemias.
Un bamboleo de la marea
y la savia de los cuerpos apaga
la hoguera de la bruja santa,
moja los sueños de Gulliver:
despierta
la mezquina envidia de las hormigas
que no duermen
y
 tampoco
              fornican.

jueves, 13 de mayo de 2010

Procedencia (la leyenda de cabeza ovejuna)


Hay quien procede de marte
abandonado en esta esfera absurda
por los animalejos lunares
que arrojan seres por la galaxia
desde sus platillos de plateada,
                                 lumínica parafernalia.

Hay quien procede de la mano artesana
de un dios ingrato que jugaba a la alfarería
aburrido, como estaba,
de las eternas tardes de domingo.
Ahorcó los ratos
dibujando ombligo a sus muñecos,
mas aburrióse pronto,
(todoperesoso 
nadapudiente)
les olvidó cual montículo de estiércol,
podrida fruta,
mala hierba del conocimiento.

Hay quien procede del tedio de la tarde estival,
de la sinfonía de pericos y oropéndolas
del árbol jorobado de mangos
del primigenio cafetal.

Hay quien procede del primate
- sapientísimo ignorante según Darwin -
pero reniega categóricamente de sus orígenes
depilando su ascendencia,
la velluda parentela.
No en vano se asesinan los gorilas,
retrato de excesivo realismo,
kitsch, o en otras palabras
“fingido sentimentalismo”.

Hay quien – como yo –
procede de lo improcedente,
y aunque desea viajar en naves
por sobre las tardes estivales de domingo,
dibujarle un ombligo al muñeco de estiércol
y jugar al gorila kitsch y el cazador ahorcado,
se contenta con cavilar sobre
                                   el origen torcido de estos hatos.