lunes, 22 de febrero de 2010

El dios de los ejércitos: Caín de José Saramago


Hay algo que encuentro sencillamente maravilloso en la literatura de José Saramago: el cómo me hace reír a pesar de la inmundicia sobre la que trate su(s) libro(s). No todos sus libros son así. Hay varios en los que no me pasó por la cabeza reír (por ejemplo, Levantado del suelo). Él le es fiel a su pesimismo (que no es fatalismo), y ese pesimismo, ese particular humor nihilista es lo que encuentro atractivo en su literatura y es lo que lo convierte en un genio. Hace días no dejo un quote, así que dejo dos por todos los que no he subido.

"Así se calmó la ira de dios, pero antes de que el pueblo se dispersase todavía se oiría la estentórea voz clamando, Estáis avisados, quien la hace, la paga, yo soy el señor."
Caín, pp. 127

"Como queda de sobra demostrado, el señor, además de estar dotado por naturaleza de una excelente cabeza para contable y ser rapidísimo en cálculo mental, es, lo que se puede decir, rico. Todavía asombrado por la abundancia en ganado, esclavas y oro, fruto de las batallas contra los madianitas, caín pensó, Está visto que la guerra es un negocio de primer orden, tal vez sea incluso el mejor de todos, a juzgar por la facilidad con que se adquieren en un visto y no visto miles y miles de bueyes, ovejas, burros y mujeres solteras, a este señor habrá que llamarle algún día dios de los ejércitos, no le veo otra utilidad, pensó caín, y no se equivocaba."
Caín, pp. 118 - 119

jueves, 18 de febrero de 2010

Mi boca como un fuelle

 
Créditos fotografía: http://olasdesangre.wordpress.com

Un bombazo es siempre,
y sobre todo,
una grave levedad que acomete al ser

un despegarse del suelo por cinco tejas
y buscar boronas durante cinco horas.

Un bombazo es quebrarle la antena
a un Mercedes
para arrimarle el fósforo
y ofuscarse “con clase”
mientras los cerberos y policías
rodean la casa 
y amenazan con colarse por cualquier hendija que así lo permita.

Un bombazo es siempre,
y sobre todo,
un trancazo en el cuello

un caer a la incomesurable profundidad del Tártaro
sin siquiera un colchón hediondo que te ataje;
una noche en una celda roñosa
compartiendo el cartón con las pulgas y garrapatas
que tanto gustan de la jugosa carne del piedro.

Un bombazo de crack es siempre,
y sobre todo,
tener la boca de un fuelle
y exhalar la vida en dulces bocanadas que acercan más y más
a la muerte,
esa señora de andar sinuoso
y perfume de coca y bicarbonato,
eso, si grande es la suerte.

lunes, 15 de febrero de 2010

Invitación: “Cultivar la tierra, proteger el agua”


Esta invitación me la envió el estimadísimo compañero, activista y experto en Derecho Ambiental Rolando Castro; ójala puedan ver el documental.

Estimad@s amig@s:
Les invitamos a ver hoy el video “Cultivar la tierra, proteger el agua” en Era Verde de Canal 15 UCR, a las 8 pm, con repetición mañana a las 12 md y el domingo 21 a las 6 30 pm. Este video lo hicimos como parte del Programa Hídrico de CEDARENA, para el componente Agua y Producción, con el apoyo de HIVOS.
Canal 15 está en el 68 en Cable Tica.

Favor difundir.

Click aquí para ir al website del Centro de Derecho Ambiental y de los Recursos Naturales, ONG para la que trabaja Rolando Castro.

martes, 9 de febrero de 2010

lunes, 8 de febrero de 2010

Otro Domingo 7

i
Los nicromantes de la derecha lo recomiendan, la experiencia empírica lo constata: el domingo siete no falla. Algo bueno debían dejar los comunistas.
Después del primer domingo 7 (el de Octubre del 2007), tanto me dolió la derrota que me sumergí en una vorágine de prostíbulos y fumaderos de opio, me enclaustré en un búnker en El Monte y me descerebré durante una larga temporada. Colgué los caites, huí a Puerto Viejo, dejé de militar con partidos de izquierda. Me volví un revolucionario de escritorio…
Hasta que tanta mierda me sacó nuevamente del letargo, y creí absurdamente que todo se solucionaba con mi voto. La realidad (o más bien, la oligarquía) me pateó el culo; me alertó del secuestro de “la democracia”, del descuartizamiento de la constitucionalidad. Tanta sustancia alucinógena me impidió advertir el momento preciso en que la democracia tornóse dictadura. Por eso decidí parar la fiesta, bajarme de la carreta, salir del búnker, a votar, y ver qué pasaba. En resumen, quería “rescatar a mi país”.

Pero no pasó nada. La realidad es una escalera espiral de desgracias: el tiempo circular infinito de la tragedia.

ii
Es necesaria la autocrítica; preguntarse a uno mismo ¿qué hice durante los últimos cuatro años por mi país? ¿Cómo colaboré a construir democracia inclusiva y directa?
Me la he pasado en una pura masturbación intelectualoide, citando de memoria a filósofos griegos y alemanes, como si eso me hiciera menos esclavo, menos alienado. Me siento como esos famosos filósofos contemplativos que Marx criticaba en las tesis sobre Feuerbach (ahí voy de nuevo citando de memoria): ¿cuántas veces intento modificar mi realidad? La deformo con sustancias, un sueño de opio de mil cañas… Cuando se acaba el ride ahí están los indigentes de Chepe, rogando por una teja para pegarse un farolazo; ahí siguen mis compas gays, discriminados y perseguidos; ahí seguimos los pobres, cada día más pobres y oprimidos.

Hoy vuelvo a levantarme después de un Domingo 7, sin aprender todavía que esos días cabalísticos es mejor no salir de la cama. Me topé una presa hijueputa frente a la Asamblea Legislativa de camino al curro y la llovizna daba ese toque hollywodense a la escena; en las calles todavía yace un mierdero de signos externos, una alfombra de desechos multicolores pagados con mis impuestos, mismos que financian las Toyotas Prado en que el partido Alienación Nacional se pavonea por todo el país, como el gran terrateniente que ya no pasea a caballo sino que va en su deportivo utilitario, con el cadáver putrefacto de “la democracia” hecha un parchón de tripas y sangre en el mataburros.

Ya no me sorprende. A mi corta edad sé que siempre ha sido así, y siempre lo será. Los locos que han nadado contracorriente siempre han muerto despedazados bajo la bota avasallante de la oligarquía. La esperanza se me disloca. Yo me refugio tras la barricada de mi cómodo escritorio, aceptando mi responsabilidad por pendejo, por que las revoluciones y los cambios sociales no se operan desde un Blog, ni desde Youtube. Y escribo porque es lo que siempre hago, escribir borrajadas que leen 10, 15 ó 20 viej@s y que son quienes alimentan la esperanza de que un cambio es posible. Comodidosamente desde mi cómodo escritorio pienso que, en realidad, no hay nada que se construya desde las urnas: votar es un signo de fe, como el torero que se encomienda a dios antes de agarrar a la bestia por los cuernos. Esta pobre “ciudadanía” que se equipara al ejercicio del voto es una falacia.
Por eso no me canso de luchar. La democracia se construye desde las calles y es preciso comenzar a trabajar desde hoy.
¡Abajo la demofalacia!